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La Ruta del Agua

 

 
Dificultad; ninguna. Recorrido; circular. Precauciones; Excepto al principio y al final no hay apenas sombras. Gafas de sol, crema protectora y sombrero en verano.
Tiempo; 2 horas. Más si lo tomamos con calma  y curiosidad. Desnivel; Es un recorrido llano.
Longitud; 4,5 km.
Características; Paseo circular en el que iremos recorriendo buena parte de los manantiales y hoyas de Valdanzuelo, hasta el mismo límite de su término municipal o de la pedanía. Lo puede hacer cualquiera y solo será complicado si quieres asomarte a todos los nacimientos de agua, algunos de accesibilidad complicada. Ideal para bicicleta de montaña.

Este recorrido es sin duda, un hermoso paseo, ideal para realizar con calma y sin prisa, deteniéndose en cada manantial o fuente un instante, intentando imaginar y comprender de donde viene toda esta agua que de pronto surge a nuestra vista, realizar un plano mental de todas las corrientes subterráneas sobre las que estamos caminando, de cuántas grutas o cavernas se hallarán escondidas sin haber visto jamás la luz...
De igual modo, se puede realizar esta marcha en una bicicleta de montaña, pues aunque la mitad del recorrido transcurre por pistas de tierra, no necesitamos correr y a paso tranquilo se puede realizar perfectamente.

Saldremos una vez más por la pista de tierra que conduce a Languilla, en la provincia de Segovia, pueblo cercano a Ayllón, Maderuelo y al Pantano de la Cuerda del Pozo o Pantano de Linares. Aún no ha terminado el pueblo y a nuestra derecha comienza una larga chopera que se extiende casi sin solución de continuidad hasta la Quintanilla. No es necesario sin embargo, llegar hasta la Quintanilla para comenzar a ver fuentes, de hecho, la primera aparece sin casi aún salir de Valdanzuelo, existiendo construcciones frente a ella y a apenas una decena de metros de la casa más próxima.

Plano cercano de la 1ª fuente de la ruta.A nuestra izquierda se sitúan unos establos de ovejas, a nuestra derecha la primera fuente, la que llamaremos Fuente del Saúco o Sabuco como dicen en Valdanzuelo a este tipo de árbol. Realmente, carece de nombre consensuado, pero dado que nace debajo de las raíces de este árbol, la llamaremos así. No deja de ser extraño que la fuente más próxima a Valdanzuelo carezca de nombre "oficial".

Resulta imposible enumerar todas y cada una de las fuentes y hoyas deUna imagen más amplia de la Fuente del Saúco. las que brota agua en esta chopera. Si queremos pasear por debajo de ella en un año húmedo tendremos ciertamente dificultades. El abandono al que se halla sometida ha asilvestrado la vegetación, arroyos y regatos que en tiempos eran limpiados con frecuencia permanecen ahora atorados por culpa de la hojarasca y las ramas secas, llegando en ocasiones a parecer una zona pantanosa. No obstante y sin llegar a estos extremos en épocas más secas, la dificultad estribará en la maleza y en sortear los cauces de los arroyos. Entre tantas podemos destacar la Fuente del Prado, de la que nos ocupamos en la sección de fuentes, que se oculta entre los árboles de la chopera.

El bello cuadrado del que brota la Fuente Vieja.Seguimos caminando, no hay que andar mucho más para encontrar otra fuente, una hoya que se ha "urbanizado" en forma de cuadrado, gracias a los sillares superpuestos y el cemento que forma los bordes de este cuadrado. Estamos ante la Fuente Vieja, fuente que durante largo tiempo fue la favorita de los lugareños para suministrar del líquido elemento en su forma potable a Valdanzuelo.

Ya tenemos un pequeño arroyo, arroyo que un poco más adelante de la Fuente Vieja se represaba y servía de lavadero natural de ropa, lugar al que acudían las mujeres para aclarar la colada sobre todo. Unos metros después de esta presa se unen este corto arroyo y las aguas que eventualmente bajen por la Mostaza.

Siguiendo el camino la Mostaza puede recoger el agua que mana de los múltiples arroyos de la chopera. Sin embargo, alguien tendrá que haberse ocupado de limpiar su cauce, como ya hemos comentado. A El arroyo va recogiendo aguas a su paso. nuestra izquierda se sitúa la Cruz. Más adelante, sin llegar siquiera a la bifurcación que nos lleva hacia la Quintanilla, pasaremos ante dos hoyas; la Fuente del Piojo y la Fuente del Lobo. Hoy día resulta difícil el localizarlas por la abundante maleza que ha crecido a su alrededor o sobre ellas. En otros tiempos servían de consuelo para la sed de personas y bestias que regresaban sofocados por el sol de agosto durante la siega a mano.

Enseguida tenemos la bifurcación que hacia la derecha nos lleva al Recuenco, pero seguiremos de frente en esta ocasión. Nos hará falta andar muy poco para encontrarnos pronto de nuevo el agua. Llegamos a un puente bajo el cual cruza el agua que viene del Ojo y del Recuenco y nada más salir se encuentra con la Mostaza y cuanto ha ido recogiendo en un hermoso ensanchamiento. A partir de aquí cuesta llamarlo arroyo, aunque río quizás sea demasiado atrevido.

El chorro de la Quintanilla.En el siguiente cruce de caminos, tomaremos el de la derecha que se adentra entre los chopos, si siguiéramos de frente nos marcharíamos hacia Valdeperal. De entre los chopos que quedan ahora a nuestra izquierda surgen en tiempo húmedo multitud de regueras, anteriormente cuidadas y desbrozadas por las que corría el agua hasta el arroyo que nace un poco antes de la Quintanilla. Al no estar ahora limpios estos cauces y desaguar el caudal necesario, esta chopera se inunda y queda encharcada buena parte del año. El arroyo cruza bajo el camino y apenas un metro más adelante y a nuestra derecha quedan las hoyas pequeñas de la Quintanilla. Si seguimos andando pronto oímos el chorro constante que brota de la Quintanilla.

Una de las hoyas grandes, lugar de esparcimiento de las avesNo nos extenderemos en hablar de esta fuente que tiene su propia página dentro de esta web, solo decir que no deja de sorprender su persistencia a pesar de sucesivos ciclos de sequía y que incluso que cuanto le rodea parece terreno secano incapaz de abrigar tanta agua escondida.

A partir de aquí la cosa se complica, hay tantos lugares por los que brota el agua que no podemos detenernos en cada uno, sobre todo si estamos en un año lluvioso. Esta pista de tierra nos llevará directamente hacia la Bemberrosa, pero aún siendo un recorrido no excesivamenteSaciamos la sed en la Quintanilla y seguimos el camino. largo desde la Quintanilla, a nuestra derecha surge el agua por múltiples salidas. Pasaremos por las Hoyas, agujeros de grandes proporciones por los que brota el agua en abundancia pero habitualmente difíciles de observar por culpa de la vegetación.

Pronto llegaremos a un árbol situado a la vera del camino, a sus pies o raíces tenemos otra salida de agua cristalina, como si manara del propio Árbol solitario junto al camino esconde fuente. árbol. No lo veremos si no lo investigamos. Hallar este árbol junto al camino no resulta difícil, ya que es el único que nos encontraremos en todo el recorrido a partir de la Quintanilla, pero debemos bajar hacia el lecho de la Mostaza y entre las ramos observaremos una salida de agua bastante importante. Realmente son dos árboles y unoUn plano en detalle de la fuente. de ellos vuelve a ser un sabuco...
A un lado y otro de la Mostaza veremos pequeños cauces a modo de regatos naturales de los que brota el agua, aunque la multitud de hierbas que los flanquea nos impide observarlos. 

Si podemos caminar junto al agua, atravesando las tierras cultivadas, probablemente alguna pareja de ánades levanten el vuelo espantados por nuestra presencia. Es ya tan abundante el agua a esta altura, que en cuanto el cauce del río se ensancha, se forma una zona de aguas tranquilas muy apetecible para estas aves.

La caseta de la Bemberrosa.Así, llegamos pronto a la siguiente salida de agua importante; la fuente de la Bemberrosa. La caseta, situada a la misma vera del camino, donde se canaliza el agua a Valdanzo es nuestro aviso. A sus pies escapa el sobrante, siempre abundante, que no va a parar al depósito del pueblo vecino. Podemos detenernos allí, bajar sus escalones y echar de nuevo un trago de agua, incluso comernos ese tentempié al amor del rumor producido por la fuente. Si es el tiempo, quizá de postreEl chorro de agua. podamos comernos algunas de las moras alargando tan solo la mano.

Si proseguimos, pronto encontraremos que el agua se acumula en una pequeña presa, su cometido es el de distribuir el agua  cuando es necesario por las acequias que riegan diversos huertos. Llegamos así al Puente del Molino, el lugar que tradicionalmente delimita los términos de Valdanzuelo y Valdanzo. Puente bajo el que el agua cruza siembre abundante y señal de nuestro inicio del camino de vuelta, que haremos por la carretera asfaltada. Un poco más adelante, el molino aprovechaba la fuerza de estas aguas para moler el grano.

El agua desciende entre el carrizo a la altura del Batán.Iniciada la vuelta y antes de llegar a la primera curva que asciende hacia Valdanzuelo, aún podemos contemplar otro manantial a nuestra izquierda muy cerca de la carretera. Este nace en un lugar completamente llano, junto a una antigua tierra de labor. Nunca ha llegado a formar un cauce propiamente dicho por lo que el agua se estanca en una charca más o menos grande, según lo lluvioso del año.

De vuelta al pueblo por la ruta del agua.El camino de vuelta nos ofrecerá una visión nueva, algo más elevada, del sendero seguido y desde el otro lado del valle, lo que nos aportará nuevos matices y permitirá ver el nacimiento de otros arroyos en el lado derecho de la Mostaza. Incluso si lo deseamos podremos ascender hacia la fuente de Carramolinos que quedará a nuestra izquierda en la ladera del monte. En este regreso nuestra perspectiva de cuanto hemos contemplado en detalle en la ida, se amplia permitiendo formarse una idea del conjunto. También si es cerca del atardecer o al amanecer, no será extraño contemplar algún animal que se acerca a abrevar o a darse un festín de hierba en el lugar que a la ida recorrimos.

 

 

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