Sin duda, Calatañazor
es un pueblo con historia. Prácticamente olvidado y despoblado durante
años ha tenido cierto resurgimiento gracias al auge del turismo rural,
turismo que con sus inconvenientes, ha sacado de su abandono a
muchísimas villas que no veían futuro.
Calatañazor
es un pueblo que no merece el olvido al que ha sido sometido. No cabe la
menor duda de que forma parte de nuestra historia, probablemente
también sea un lugar proclive a llenar con leyendas los huecos que la
historia dejó entre interrogantes, pero merece no obstante un lugar
señalado en los mapas y en los libros.
Como tantos otros pueblos de España,
importantes durante el periodo de la Reconquista,
Calatañazor se sitúa en un alto.
Ese es uno de sus atractivos, a medida que subimos la calle Real
hasta la plaza del pueblo, nos vamos dando cuenta que desde allí la
vista ha de ser espléndida. Junto a la plaza se sitúan las ruinas del
antiguo castillo y su torre del homenaje, rodeado de lo que queda de las
otrora murallas defensivas. Si nos asomamos el paisaje es precioso, un
llano extenso, una rica vega, atravesada por un par de carreteras,
rodeadas de amplias tierras de labor. Si uno viene de la ciudad, de
pronto toma conciencia de que existe el horizonte, que existen las nubes
con caprichosas formas, que existe el aire en forma de viento o brisa y
que se puede mirar a lo lejos sin encontrarse bloques de edificios.
Almanzor
En Calatañazor perdió Almanzor su tambor... reza el
dicho. Según parece, en el año 1000 se enfrentaron
Almanzor y una coalición castellana, leonesa y navarra,
bajo el mando del conde castellano Sancho García,
ganando el ejército musulmán. Sin embargo, en el año
1002 murió Almanzor, por lo que la de Calatañazor fue
su última batalla. |
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Aunque sí una nave bastante fea que estropea un tanto la composición.
No hay duda de que desde aquella
privilegiada atalaya, bien pudo observarse con antelación a cualquier
ejército que se aproximara con aviesas intenciones... En
Calatañazor disponemos de varios
alojamientos si queremos dormir y de restaurantes diversos donde
degustar un buen yantar. Varias tiendas nos ofrecen productos
artesanales, tanto en forma de adornos como de viandas, algunas
autóctonas. En especial se vende
miel, de muy diversas clases, todas ellas exquisitas y a muy buen
precio.
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