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La
abundancia de ríos y arroyos en Valdanzuelo fue lo que permitió la
instalación de un batán y varios molinos en las proximidades. Oficios que
la era industrial se ha llevado por delante, como tantos otros en las
zonas rurales. Ambos eran oficios reconocidos y valorados por el resto de
habitantes, ya que en su momento eran muy necesarios y no les faltaba
nunca la faena, de hecho solían tener fama de que molineros y bataneros no
pasaban las penurias económicas que sus paisanos... |
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Molinos y
batanes servían en su momento para transformar las materias primas más
abundantes en Castilla que eran la lana y el cereal. El paño de
lana y la harina conformaban asimismo dos productos manufacturados,
básicos para la vida diaria. |
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El
batán
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Como
en otros muchos sitios, el batán que existía en Valdanzuelo,
terminó derivando en el nombre de una zona geográfica. Un lugar al que
se refieren por "más abajo del Batán" o "pasado ya el Batán" o "según
bajas a la derecha antes de pasar el Batán"... Lástima que aquellos que
no vivieron su época, no sepan exactamente donde queda el Batán. Es más,
la mayoría ni siquiera sabrá qué era un batán y para qué servía.
Lamentablemente, como otras muchas construcciones típicas de Valdanzuelo
y de otros pueblos, la dejadez y la ausencia de instituciones que se
encargaran de su conservación, han
causado la desaparición del batán. La
ruina se lo fue llevando poco a poco por delante, pero no solo eso, la
abundancia de agua del lugar hizo prosperar la vegetación hasta
fagocitar por completo todo rastro de la antigua construcción. Un
pequeño puente de madera cruzaba la mostaza y nos llevaba hasta el
batán. Ese puente también fue víctima de la dejadez y al no poder cruzar
ya, aunque solo fuera para admirar unas ruinas, tampoco nadie se
preocupó de aquella vegetación que crecía salvaje. Hoy día, si no sabes
que estuvo ahí, resulta imposible encontrarlo.
Es una lástima que se hayan dejado perder estos lugares. En muchos otros
pueblos, han basado o apoyado el auge del turismo rural mediante la
conservación de una memoria cultural, manteniendo en condiciones de
poder ofrecer una visita guiada recorriendo la fragua, el horno, el
molino, el batán y una casa recreando su interior como en épocas
pretéritas. Así hay quien recuerda su modo anterior de vida y otros
conocen cómo vivieron quienes les precedieron.
La función del batán era abatanar, palabras que con el tiempo tal vez
desaparezcan del diccionario... que según el de la Real Academia de la
Lengua significan:
Batán:
Máquina generalmente hidráulica,
compuesta de gruesos mazos de madera, movidos por un eje, para golpear,
desengrasar y enfurtir los paños.
Enfurtir:
Dar en el batán a los paños y otros tejidos de lana el
cuerpo correspondiente.
Abatanar:
Batir o
golpear el paño en el batán para desengrasarlo y enfurtirlo.
Es decir; en un batán se aprovechaba
la fuerza del agua, con un mecanismo parecido al de un molino harinero
para en vez de hacer girar una piedra, mover generalmente un par de
mazos que golpeaban rítmicamente los paños de lana. Lo que producía este
golpeo sobre el tejido era dejarlo compacto y flexible, moldearlo y
dejarlo dispuesto para ser usado
en ropajes sin que el aire se colara por él y apto para su uso como ropa
de abrigo,
en algunos sitios lo denominaban "afieltrar" el paño. También
eliminaba la grasa o aceites utilizados para la fabricación de la lana.
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El molino |
Quizá no
hubiera estrictamente en el término municipal de Valdanzuelo
ningún molino, porque el molino más cercano está justo detrás del
límite, pero sí que guardó siempre una relación estrecha con sus
habitantes. Aún hoy puede contemplarse el modo en que se dispuso
la
construcción para aprovechar la fuerza del agua. Mostaza, Recuenco,
Ojo, Bemberrosa, Quintanilla, Las Hoyas... todas ellas y muchas más
descritas en la página de
las fuentes, han vertido ya sus aguas a la
altura de donde se encuentra el Molino. A la derecha del puente que
cruza el río según bajamos a Valdanzo, podemos ver la balsa en la
que se acumulaba agua y se encauzaba al mecanismo que movería después la
piedra de moler.
Como es típico en estos lugares, podemos ver también por fuera de la
construcción, varias de las piedras desgastadas y ya utilizadas en su
día con usos diversos o simplemente abandonadas. Proveerse de estas
piedras era una de las preocupaciones propias de todos los molineros, ya
que el continuo movimiento y roce las daba una vida ciertamente limitada.
El molinero debía estar atento durante la molienda, la experiencia le
hacía conocer el sonido de la misma. Solo escuchando el ruido que
producía la piedra al girar sobre los granos, conocía si el cereal
estaba siendo molido en su punto justo. El molinero debía graduar la
altura de la piedra para moler adecuadamente y conseguir un
aprovechamiento óptimo de la rueda pétrea.
Pan había que comer todos los días, de una manera o de otra, quien vivía
del molino tenía su trabajo asegurado. Molía según las necesidades, en
el momento preciso, cerca de quien lo necesitaba y no tenía dependencia
ni que pagar un suministro externo de energía para funcionar, pues con
un caudal mínimo de agua le era suficiente para poner en marcha su
maquinaria.
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Índice faenas y oficios
perdidos. |