Hay
otros tipos de contaminación acechando en Valdanzuelo
y probablemente no alcanzaremos a mencionarlos todos, pero
los que se mencionan en este apartado pueden ser los más rechazables.
No obedecen más que a una desidia absoluta, a una ceguera patológica,
a una gratuidad incomprensible e ilimitada o a una ignorancia
imperdonable y sin duda, son los tipos de contaminación más
evitables.
Ya se ha hablado de
contaminación química en el apartado de eutrofización
de las aguas. Si mala resulta esta contaminación, nefasta es la que
produce el aceite de uso industrial, el que se utiliza para lubricar
automóviles u otro tipo de maquinarias. Suele ser costumbre en lugares
apartados, lejanos de poblaciones importantes con abundancia de
servicios y sobre todo por gente habituada a realizarse sus propios
arreglos, cambiar el aceite del coche, tractor u otras máquinas, en
pleno campo y así ahorrarse tiempo y dinero.
Hay quien lo hace y
procura recoger todo cuanto se derrama del moto para llevarlo después a
los lugares adecuados, práctica cada vez más común afortunadamente,
pero hay quien aún lo hace dejando que dicho aceite se vierta al suelo,
a una alcantarilla, al río, al lago... y abandona allí latas vacías y
el filtro del aceite.
Un motor lleva por
término medio unos 5 litros de aceite.
Derramarlos en un lago supondría
cubrir una superficie de 5 km2.
Crear una capa que impide el paso del oxígeno y matar cuanto viva
dentro. Vertidos en un río supone contaminar 5
millones de litros de agua y quemarlos,
contaminar
el aire que respira un adulto durante 3 años. El aceite
usado posee metales pesados (producto del roce entre las piezas del
motor) y un sinfín de productos químicos, algunos producidos por la
presión y temperatura del motor, muy contaminantes (altamente
cancerígenos muchos de ellos).
Es decir; aunque se
recoja el aceite y se lleve después a reciclar, solo con dejar el
filtro y las latas en pleno campo, estaremos contaminando miles y miles
de litros de agua, para los animales y
para
nosotros mismos. No olvidemos que derramar en el suelo equivale a
dejarlo yermo, pero que además se filtrará hasta la capa freática,
hasta las corrientes subterráneas, echando a perder agua virgen que
aún no ha visto ni la luz.
En
Valdanzuelo
no es difícil encontrar filtros y latas de aceite en
pleno campo. La foto incluida aquí, muestra un filtro usado y
abandonado en el cauce de desahogo de agua de lluvia, existente a la
derecha del camino que va a Valdeperal.
Suele ser algo muy habitual, lo introducimos en un barranco o en un
arroyo seco y así no se ve. Se ve y además es lo peor que se puede
hacer, ponerlo en donde sin duda, tarde o temprano pasará el
agua.
En
el
Recuenco, podemos observar una montonera de latas de
aceite y de pesticidas abandonadas, justo junto al cauce del arroyo y en
medio del lugar por el que atraviesa el agua, cuando en años húmedos
brota de la tierra adyacente erróneamente labrada y cultivada. Paralelo
al cauce del agua que baja del
Ojo,
nace en el Recuenco
otro arroyo que a los pocos metros se une al primero. Hace poco se
extrajo una lata de aceite del lecho del arroyo, llena de herrumbre
quedando aún pedazos dentro del agua.
En el camino que
sube por las casetas hacia el llano de
la
Cercona, tenemos un barranco a nuestra derecha en el que
podemos contemplar, una montonera inmensa de cuerdas de plástico entre
otras cosas, asientos de automóvil, neumáticos, bicicletas y junto a ellas latas de aceite y
filtros usados.
Del mismo modo se
abandonan botellas de cristal por doquier, responsables entre otras
cosas de incendios forestales, por realizar el efecto lupa con los rayos
del sol en verano. Las bolsas y sacos que contienen abonos, cuerdas de
empacar, cemento, son muy fáciles de encontrar en el lecho de los
arroyos, así como latas de sardinas, de atún... en arroyos y monte,
paquetes de tabaco, bolsas de plástico del súper, los cartuchos usados
para cazar repartidos por el inmenso coto que es
Valdanzuelo...
Abandonar
electrodomésticos o coches no supone una menor tropelía ecológica, fáciles de
encontrar dentro de casas o cobertizos en desuso. Sus metales pesados
van degradándose durante décadas y contaminando a plazos, así como su
pintura y los líquidos que contienen; aceites, anticongelantes,
refrigerantes, frenos...
Si quieres observar
con detenimiento estos desaguisados solo tienes que pinchar en las
diferente fotos de la galería de los horrores.