La
eutrofización
sucede
cuando en mares, ríos y lagos, los nutrientes disueltos en el agua
aumentan de un modo desproporcionado en cantidad. Ello ocasiona que crezcan de un
modo desmesurado algas y otros organismos. Estas algas no dejan pasar la
luz del sol y consumen el oxígeno disuelto en el agua. Dicho de otro
modo; monopolizan la vida en aguas que de no ocurrir así podrían ser
ricas en fauna. Las algas nacen y mueren con rapidez, creándose una
capa en descomposición que contamina el río y provoca mal olor. También
en Valdanzuelo,
en cuanto el agua se estanca incluso de un modo mínimo, pueden surgir estas
algas y microorganismos.
Este exceso de nutrientes puede provenir de los vertidos de aguas residuales urbanas no
tratadas, de los abonos utilizados en agricultura y del estiércol de la
ganadería. Los principales culpables son los nitratos
y los fosfatos, presentes en
jabones, abonos y estiércol. Los tres casos se dan o son posibles en
Valdanzuelo. Otra
de las causas es el abandono al que están sometidos los cauces de agua,
anteriormente se limpiaban de un modo periódico, mientras que
actualmente se hallan absolutamente desatendidos. De este modo, en el
lecho del arroyo se acumulan ramas secas, hojarasca, hierba, animales e
insectos muertos... todo en proceso de descomposición, siendo ésta una
fuente natural de contaminación.
El agua residual no
se trata y se vierte directamente. La población es escasa y por ello el
vertido también lo es, sucede además que el caudal de agua suele ser
lo suficientemente rico como para absorber ese vertido sin ver su
calidad gravemente afectada. Pero... ¿y en verano? La población
aumenta considerablemente en el mes o meses más secos y por tanto de
caudal más pobre. El vertido crece brutalmente y el caudal disminuye
considerablemente o incluso (ya ha sucedido) se ha secado. Saque usted
mismo sus conclusiones.
Los abonos son otra
de las causas. A quien los utiliza corresponde racionalizar su uso y su
composición más adecuada. Recordemos que de esos suelos tendremos que
seguir comiendo y viviendo generaciones futuras de hombres y mujeres, no
dilapidemos hoy nuestra riqueza de mañana. El buen agricultor conoce el
modo de abonar sin "quemar" la tierra, pero hay hechos
constatables en Valdanzuelo que
pueden ser comentados.
Tierras que antes se
encharcaban y de las que en años húmedos brotan manantiales, han sido
aradas y cultivadas. Evidentemente también reciben su ración de abonos
y pesticidas, terrenos que entran dentro de los cauces subterráneos y que
forman parte de esa red. Si el agua cuando abunda, sube y encuentra su
salida en estos lugares, cuando escasee el recorrido será en sentido
inverso y por estas salidas entrará el agua al cauce subterráneo. Eso
sí, llevando consigo disueltos los nitratos y fosfatos de los abonos
contenidos en esas tierras.
Por otro lado, por Ley existe una distancia mínima de separación entre
una tierra de labor y un río o arroyo. La intención es evitar que
cuando se abone, el vertido vaya directamente al agua o empape sus
orillas. En Valdanzuelo se han
labrado antiguos cauces de manantiales y podemos ver hoyas manando a
menos de un metro de distancia de un terreno de cultivo. No ha sido la
hoya la que se ha ido aproximando al campo de labor...
Por último está el
estiércol del ganado. Las camas realizadas con paja en los corrales y
que terminan empapadas de orina y excrementos. Acumular estos desechos
por tiempo indefinido en el mismo lugar, quema el terreno en varios
metros a la redonda y provoca que cuando llueve el agua arrastre hacia
el interior de la tierra toda esa inmundicia y finalmente a las capas
freáticas, encargadas de suministrar líquido elemento a
manantiales y fuentes. En un vertedero es lo que llaman lixivados.
Resumiendo; no
debemos renunciar a que
la
Mostaza llegue al Duero
limpia y cristalina y no con el aspecto sospechoso que presenta a la altura de
Langa,
tan solo
12 kilómetros después de su nacimiento .
¿Por qué renunciar a que se canalice el agua residual a una
depuradora? Valdanzuelo,
Valdanzo, Miño de San Esteban,
Langa de Duero, todos vertiendo sus
desechos a una depuradora y devolverlo limpio al
Duero.
¿Por qué no?
Respecto a las otras
dos causas, cabe racionalizar y llevar a cabo una práctica sensata de
ambas, que sin duda reducirá los riesgos que en cualquier caso, supone
el actual modo que el hombre tiene de interactuar con su entorno.
Sin pretender ser
alarmista, pregúntese si
después de leer esto, se sentirá capacitado para comer berros de un
arroyo cualquiera, comer sus cangrejos de río o beber
agua de una fuente, sin hacerse ninguna pregunta al respecto en su
interior.