Si seguimos por la pista de tierra, una vez
que pasamos la Quintanilla,
iremos contemplando (siempre que nos fijemos con atención), muchísimas más
fuentes. De hecho estamos en la zona que en Valdanzuelo
llaman "Las Hoyas" y
tanto en tiempo húmedo como en pleno verano sigue aquí brotando el agua.
Nuestro destino está sin embargo, en una caseta de color blanco que vemos un
poco a lo lejos. Llevamos a nuestra derecha el río y nos rodean campos de labor
a ambos lados. Si camináramos pegados al agua, no sería de extrañar que una
pareja de ánades salvajes, con su cabeza verde brillante inconfundible, salga
volando espantados a nuestro paso. Si todas las fuente y regatos de los que
surge el agua estuvieran limpios de maleza y broza, no daríamos abasto en esta
zona a contemplarlos con detenimiento en un solo paseo. Es en esta zona donde
también surgen la Fuente de los Telleros y la
Fuente del Toro.
Ya casi en el límite con el término de Valdanzo
hallamos una caseta, bastante pequeña, de ladrillo y pintada de blanco. No la
prestaríamos mayor atención si no fuera porque el ruido del agua nos alerta.
Si rodeamos esta caseta, veremos que en el lado que mira hacia la carretera de
asfalto, bajan unos escalones hacia el arroyo que se abre, de pronto
contemplamos entre innumerables zarzas un vergel de humedad. Un chorro abundante
se abre paso, camino a encontrarse con el arroyo principal.
Jamás se ha secado esta fuente. Gracias
a su persistencia en Valdanzo disponen de
agua corriente en los hogares, ya que esta caseta fue construida en el mismo
lugar en que brota la Bemberrosa, para
canalizar por su propio impulso el agua hasta el depósito del que se surtirá
este pueblo.
No cuesta imaginar que el lugar primitivo
en que nacía la Bemberrosa
antes de la urbanización a la que fue sometida, debió de ser sin duda,
hermosísimo. Tampoco cuesta imaginar que aumentaría el caudal de la fuente, si
ésta no fuera mermada en menor o mayor grado en su nacimiento para abastecer
el consumo de una población, aunque bien empleada sin duda resulta esa merma. Sin
embargo, ha habido algunos problemas de abastecimiento en la época estival, por
el aumento notable de población y porque el agua llega hasta el depósito por su
propio impulso, sin la acción de bombas. Si
seguimos este camino, llegaremos a "los puentes", que realmente es
solo un puente realizado para la carretera asfaltada, lugar que tradicionalmente
se toma como separación entre Valdanzo y Valdanzuelo.
Aquí, las ya abundantes aguas se encauzan, bien al molino que aún sigue en
pie, bien a las huertas o bien siguen su curso camino del Duero.
En Valdanzo
la Mostaza recibirá nuevos aportes de agua
y el arroyo que viene de Miño de San Esteban.
A partir de aquí sin embargo, la Mostaza
pasa a llamarse en los mapas río Valdanzo. |