La esencia de espliego

 

También conocido como lavanda, su aroma es inconfundible, tanto como la forma de la planta, fácilmente reconocible en nuestros paseos por Valdanzuelo. Apenas salimos de casa tenemos a escasos metros multitud de ejemplares. No solo es muy hermosa, sobre todo en la época de floración, sino que su principal valor resulta probablemente de su aroma.

   

Espliego, Espígol

 Si bien para el jabón de sosa, la idea era la de aprovechar los restos de sebo y frituras para fabricar jabón y así ahorrar dinero, el trabajo con el espliego consistía en el obtener unos ingresos extra que en tiempos de escasez venían muy bien. No existía una tradición firmemente asentada que haya perdurado en el tiempo, como puede suceder en la Occitania francesa, donde se cultiva a nivel industrial, pero hubo un momento en el que sí que se aprovechó esta riqueza en Valdanzuelo. En esta, como en otras tantas actividades, los lugareños disponían de recursos a su alrededor que poder aprovechar.
   
   La esencia de espliego
Venían con un alambique grande, muy grande.  Más bien era una caldera enorme en la que se metía a presión el espliego, lo que sucede es que el principio para conseguir la esencia era parecido al del alambique. Venían de fuera al final del verano y una vez terminado el trabajo de segar el cereal, normalmente entrado ya septiembre. El proceso de recoger el espliego era muy semejante al de la siega del grano. Había que tirar de hoz y de doblar el lomo, se agarraba un manojo de tallos y se cortaban con un golpe seco. No se arrancaba la planta entera, se dejaba la mata que volvería a dar nuevas flores, es decir; no se cultivaba si no que se dejaba hacer a la naturaleza y es que la lavanda es tan abundante por Valdanzuelo que no hacía falta sembrarla ni cuidarla.

Se hacían hatillos como los de los cereales y se dejaban aireando hasta el momento de meterlos a la caldera. Esta caldera se instalaba en el Recuenco, y hasta allí se trasladaba el espliego recogido, había quien lo traía hasta de la Cercona, dependiendo de lo esquilmados que hubieran quedado los alrededores. Se prendía el fuego y se introducía la planta prensándola dentro de la caldera, el fin era destilar el aceite esencial que desprende el espliego y que es muy utilizado en perfumería. El vapor pasaba por un alambique que a su vez se introducía en el agua del Recuenco para enfriar constantemente ese tubo y que se fuera condensando el aceite. Luego, con mucho cuidado, se iban llenando los recipientes tanto para no derramar la más mínima gota del trabajado aceite esencial, como para separar el agua del perfume.

Durante días y mientras tenía lugar el proceso, el olor a lavanda impregnaba los alrededores del Recuenco. El aceite esencial de lavanda puede utilizarse para aromatizar jabones, velas, colonias y perfumes... Su olor resulta muy agradable y nada cargante, se le atribuyen propiedades terapéuticas en aromaterapia y también aplicado directamente sobre la piel. Por supuesto, uno de los usos típicos del espliego es el de recoger sus flores para introducirlo en bolsitas y dejarlo entre la ropa delicada, aromatizando armarios y cajones.

De todos modos, el aroma a espliego resulte inherente a cualquier paseo por Valdanzuelo.

 

 
   
 

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