Salimos del pueblo por la
carretera de tierra en dirección Noroeste. Este es uno de los caminos
principales que seguiremos para descubrir buena parte de los manantiales de Valdanzuelo,
pero el cómo llegar lo tenéis detallado en la página de Senderos, así que
hablaremos directamente de El Ojo.
El Ojo
es una hoya situada en el suelo, en el lecho de un arroyo. Este arroyo nace
apenas unos metros más arriba. Existe un pequeño lecho rodeado de tierras de
cultivo, al principio es muy poco profundo y solo se advierte una cierta humedad
en el terreno. Poco a poco se hace más profundo y entre las hierbas comprobamos
que brilla un hilillo de agua. Tanto la profundidad como el agua aumentan, hasta
que cuando llegan a El Ojo ya son notables.
Es sin embargo, a partir de El
Ojo cuando aumenta notablemente el volumen de agua. Por las fotos se
puede comprobar que el nombre procede de presentar una forma redondeada con una
"pupila" formada de piedras, ello independientemente de que
habitualmente se llame ojo u ojos a los agujeros por los que brota el agua. Es
por entre estas piedras por donde se puede apreciar, si uno se acerca, cómo
fluye el agua hacia el exterior. No en todo momento resulta visible, pues
la vegetación cubre en ocasiones por completo "la pupila",
apareciendo el conjunto como el lecho de un arroyo encharcado.
Anteriormente este manantial
manaba incluso en verano, ahora incluso en años muy lluviosos, atravesar con
éxito todo el estío hasta la siguiente temporada de lluvias resulta todo un
logro. De un modo u otro, las aguas que desde la Tejera
se ocultan y aparecen, terminarán por hacerse visibles tarde o temprano,
quizás en el Recuenco o quizás más allá ya
en las Hoyas...
No es un manantial fácil de
observar, casi solo en invierno, ya que aún los cereales adyacentes no han
crecido, ni ha brotado la hierba como lo hace en primavera. Aparte es el hecho
de que han arado el camino que desde el Recuenco conduce hasta
El Ojo, con lo
cual, fuera de esta época resulta un tanto complicado el acceso. Incluso si
tardamos demasiado, aunque podamos acceder, ya no lo veamos si multitud de algas
han crecido y nos lo ocultan.
Como en muchos de los
manantiales de Valdanzuelo, hay un ojo principal, una hoya de mayor importancia
rodeada de otras pequeñas que sumadas aportan un volumen extra de caudal muy
importante. En El Ojo sucede igual; hay
varias hoyas vertiendo al
flujo principal y algunas muy próximas a él, aunque
curiosamente en un terreno bastante más elevado. Puede haber apenas metro y
medio o dos metros de distancia entre uno y otro y casi la misma diferencia en altura
entre la salida
principal y las demás. Una de las imágenes más típicas de esta fuente es la de
dos chopos solitarios. A sus pies hay otro arroyo que recoge el agua de un nuevo
nacimiento que en apenas unos metros vierte al cauce principal.
El
Ojo padece los mismos problemas que la mayoría de los manantiales de
agua dulce que en Valdanzuelo existen, debemos cuidarlo.
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