Justo enfrente de la Tejera.
El camino o sendero que lleva hasta ella prácticamente se ha perdido, aunque
aún puede atisbarse lo suficiente gracias a que según nos adentramos hacia el
monte, se hace más evidente. Este sendero discurre en paralelo a la falda del
monte hasta que llegamos a un enebro cuya corteza semeja desgastada por animales
que hubieran retozado en el barro y después restregado su lomo en este tronco.
Este enebro es justo la
señal que nos indica que a su izquierda, unos metros más arriba está la Costanilla. A veces el agua llega hasta el sendero, otras no es tan evidente y
debemos sortear las encinas hasta ver el cauce embarrado de su escaso
reguerillo.
Sucede como en la
Tejera,
que el chorrillo que mana por esta fuente se pierde unos metros más abajo,
filtrado al subsuelo. Según ascendemos sin embargo, el hilillo de agua se hace
patente, así llegamos hasta un chocejo de cazadores, práctica que según creemos es ilegal. Apostarse esperando a los animales que vienen a abrevar es
gozar de mucha ventaja, puede ser legal o ilegal, lo que seguro sí es, es una
práctica de mal cazador y muy, muy, poco ética, además de altamente
contaminante por efecto del fenómeno conocido como
plumbismo.
Los alrededores de este
chocejo, que no es otra cosa más que un escondite camuflado de ramas justo
enfrente de la fuente, están atiborrados de cartuchos de todos los colores. No
obstante, es un tema que tocamos en la página de reflexiones, por lo que no nos extenderemos más aquí.
La fuente tiene una
característica que le hace similar a la de la
Antillera,
y es su disposición en "escalones". Debajo de las raíces de una
encina aparece la oquedad por la que surge el siempre constante y eterno fluir
de la Costanilla, tal y como podemos ver en
la foto, aunque el líquido elemento es tan limpio y transparente que en ella no
se aprecia otra cosa más que la oquedad. El agua va cayendo por
sucesivos escalones, donde se forman pequeñas charcas, hasta que un poco más
abajo el agua se diluye en medio de una tierra fina, casi arenosa, de caliza.
En muchas ocasiones su curso
es desviado fuera de estos escalones, probablemente por quienes se apostan en el
chocejo, ya que así se evita que el agua vaya directo al lugar en que se
esconden y lo encharque.
En este lugar es muy fácil
encontrar todo tipo de animales; corzos o zorros, así como aves. Permanecer en
este lugar durante periodo de tiempo largo, supone comprobar el constante
tránsito de seres vivos que acuden aquí a saciar su sed. Es de tener en cuenta
que la Costanilla es una fuente en mitad del
monte, rodeada por completo de encinas, no es como los arroyos del valle que
permanecen al descubierto, lo que les da una mayor seguridad. Uno termina con la
sensación de estar molestando en este lugar, ya que si somos muy visibles
espantamos a estos animales cuyo goteo de visitas es constante.
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