Una
prueba de lo anteriormente descrito puede comprobarse a través de esta
fotografía. Las hojas combinan sus colores en contraste con ese cielo
azul, típico día tibio y agradable de otoño.
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El
otoño se va haciendo viejo y el ímpetu juvenil del invierno empieza a
pedir paso. Primero sobrevuela el terreno de forma oscura y después
pasará al ataque sobre tierra. El otoño se está yendo en esta imagen.
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Las
hojas secas y las setas son sin duda muy propios del otoño.
Adentrándose entre los chopos podemos encontrar imágenes como ésta,
en la que se mezclan ambos en una hermosa imagen.
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Las
setas no solo colonizan los troncos de árboles en descomposición, sino
que a veces parasitan sobre árboles vivos. En esta ocasión encontramos
una seta que habita a la mitad del tronco del árbol.
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Si
comenzamos el camino hacia la Cercona, ascendemos lentamente y nuestra
perspectiva de Valdanzuelo se va elevando. Así, es esta foto los
árboles coloreados pareces comerse el pueblo y sus casas que parecen
pasar casi desapercibidas ante esta explosión para la vista.
Corresponde al otoño de 1999.
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Esta
imagen la hemos visto antes al completo, Ahora nos hemos centrado en la
esquina inferior para disfrutarla con mayor detalle. Merece la pena ver
el modo en que las nubes se alborotan tras los chopos semidesnudos. La
naturaleza se muestra tal cual.
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No
parece el mejor de los momentos para subir a la Peña
del Buitre y asomarnos desde allí. Una tormenta está a punto
de fagocitar la Cercona y la Peña
con ella. Sin embargo, probablemente en ese instante, la vista allí
hubiera merecido la pena de un remojón aventurero...
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Es finales de octubre y el
otoño se presenta templado y muy húmedo. Las lluvias abundantes han hecho
salir las setas y encharcado las tierras. Atardece y la niebla devora aún
más la última luz del día. La bruma que se aproxima a
la Cercona convierte el llano en
un lugar misterioso que no invita a ser visitado ¿o sí? |