De nuevo el sol se pierde bajo el
monte, se hunde hacia detrás del Batán.
La silueta en sombra de la Parroquia
de San Bartolomé se recorta sobre el monte iluminado y el cielo
tormentoso. Quizás sea una noche de rayos y truenos como antaño...
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Que tendemos a pensar que el verano
no ofrece colores y que deja el campo yermo y agostado es algo injusto.
También el estío es capaz de mostrarnos belleza. Cerca de
la Tejera, esta mariposa se posa en la única planta que conserva
algo de verde a su alrededor. |
Finalmente, una tormenta ha
descargado sobre el pueblo y las últimas luces del atardecer nos regalan
en medio de un silencio y calma extraños, el siempre agradecido
espectáculo del arco iris entre el
Manadero y el camino a la
Cercona. |
Los girasoles ya están presentes en
muchas tierras cercanas o pertenecientes a Valdanzuelo. Su visión resulta
siempre mágica a cualquier hora del día y supone un llamativo contraste de
color. Estos se hallan cerca del molino. |
El verano
es la época de la siega, característico de
Castilla en esta estación son los campos segados de cereal. En
esta imagen contemplamos al fondo la ermita de
Valdeperal y el terreno sembrado y segado en el que debieron de
asentarse las casas de aquel pueblo. |
Nos hemos subido a
la Cercona, pero hemos caminado
hacia Cenegro. Nos hemos adentrado
entre las encinas por un amable camino y de pronto, un claro entre
los árboles nos ofrece este espectáculo, casi como un inesperado regalo... |
Aparte de ser una época propicia
para las excursiones, el verano aporta
hermosos contrastes de luces y sombras en las primeras y últimas horas del
día. En este caso, la avena loca se siluetea en un hermoso contraluz del
atardecer en Valdeperal. |
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