Las fuentes de la Antillera

Manantiales

Una vista desde casi el final de una de las fuentes. Muy parecida a la Costanilla.

Cercanas al Manadero, pero con un valle de por medio,  se encuentran estas fuentes que, muy probablemente, comparten altitud con el nacimiento de la Mostaza. El valle es el de la Antillera y quedan a su izquierda, según nos adentramos en el monte. 

Su situación pasa desapercibida, como sucede con otros manantiales, incluso pasando a unos pocos metros de distancia.

Nuevamente, son manantiales que poseen un corto recorrido, tan escaso que, si no se conoce su ubicación, sería difícil poder llegar a encontrarlos. Algo que sucede por ejemplo, en la Tejera.

A pesar de brotar con constancia y cierta fuerza, el agua se filtra dejando un rastro oscuro entre la blanquecina tierra caliza.  El líquido elemento apenas si ve la luz del sol, pues no llega a salir de entre la sombra de las encinas.

Ello hace que los jabalíes encuentren un lugar escondido y recóndito  en el que retozar y divertirse, a pesar de encontrarse cercanas a la carretera asfaltada que llega a Valdanzuelo.

 

 

 

Un lugar donde corzos y demás animales encuentran refugio y alimento. 

Hubo otras fuentes en la Antillera. Incluso alguna permitió llenar pilones para que las ovejas pudieran abrevar, pero desaparecieron. Conociendo su ubicación no es difícil encontrarlas. Dejaron su rastro y son visibles desde el camino.

Una de ellas ofrecía la misma estructura que en otros tiempos mostraba la Costanilla. Varios escalones encharcados, que pueden aún apreciarse, también a la izquierda, según el valle se adentra hacia el monte. Un poco más abajo y a su derecha quedan los comentados pilones que se llenaban con otra de las fuentes. 

La otra surgencia que actualmente sí brota se sitúa a poca distancia de la primera. Es una grieta en la ladera del monte por la que rezuma la humedad. 

Es fácilmente accesible e identificable el camino para llegar, pues un estrecho sendero nos lleva de la una a la otra. El sendero ha sido labrado más que probablemente por el trasiego de  corzos, jabalíes, zorros y demás animales.

La otra fuente, hacia la izquierda de la anterior. Más oculta e intrincada

Esta grieta en la ladera de la montaña, se va llenando poco a poco de agua y con solo paciencia y algo de tiempo, se puede observar, a las aves por ejemplo, revoloteando hasta esta pequeña rendija y meterse dentro a beber. 

A pesar del poco volumen de agua, se llega a dibujar un reguero y suficiente lodo como para que retocen los animales.

 

La Antillera es un valle que no se visita por sus fuentes, sino porque es comienzo o paso para otros recorridos. De él surgen senderos que suben hacia el llano, llevándonos a las Mochas, las Piñuelas, los pinos de Cenegro... También es fácil observar corzos, zorros, jabalíes... y queda muy cerca de Valdanzuelo. Sus fuentes son solo un añadido más.

La entrada al camino que nos lleva al valle de la Antillera. A su derecha y bajo las encinas el camino que lleva al Manadero.

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