La Costanilla

Manantial

En la ladera del monte, serpenteando entre el suelo calizo, excava el suelo un chorrillo escaso pero siempre constante, que nace bajo las raíces visibles de una encina. 

Si hay algo propio de la Costanilla es, que no es fácil encontrarla. La referencia más clara es que se sitúa justo frente a la Tejera, pero el monte se ha ido cerrando con el tiempo,  y ello hace que debas saber muy bien donde se sitúa.

Deberás salir una vez más por el camino de tierra que lleva a Languilla, dejar el Recuenco a la derecha, el Ojo y llegar hasta la altura de la mencionada Tejera.

Deberás entonces, adentrarte en el monte hacia tu izquierda. No queda lejos del camino, pero pronto pierdes las referencias y solo ves encinas y enebros alrededor.

Con la suficiente paciencia encontrarás el rastro del agua, un sendero de barro que vuelve a penetrar la tierra hasta perderse esa agua, como si nunca hubiera brotado.

Basta entonces con seguir ese rastro y empezar a ascender para llegar hasta la fuente. Lo habitual es que en medio del silencio alguna ave, una paloma, levante el vuelo de forma escandalosa. Es un lugar donde los animales abrevan tranquilos y uno tiene la sensación de estorbar si pasa allí mucho rato.

En esta zona llana, ya el agua comienza a filtrarse.

Es con nuestra presencia los animales que acuden se espantan. Se aprecian los senderos que a base de idas y venidas, han ido labrando en su trajín cotidiano en busca de agua.

También es la Costanilla una fuente que ha sufrido cambios a lo largo del tiempo. Su curso ha cambiado y ello a pesar del corto recorrido que realiza antes de ocultarse nuevamente bajo tierra. 

Es propio de manantiales en terrenos calizos, el ir formando terrazas o escalones donde el agua se remansa. El carbonato cálcico que viaja disuelto en el agua, se deposita así en el borde y fondo de esos remansos. Se forman así rocas porosas que van sobresaliendo y terminan colapsando por su propio peso.

Un lugar donde puedes apreciar este fenómeno pero a un nivel mucho más grande, es el nacimiento del Río Cuervo.

En la Costanilla aún puedes contemplar esas terrazas o escalones, que en su día se llenaban de agua formando pequeñas sucesivas charcas, lo que facilitaba a los animales su abrevado. También puedes observar las comentadas rocas porosas en ellas.

Finalmente, el agua decidió eludir estas terrazas bordeándolas, convirtiendo una trayectoria recta en curvas y meandros. Probablemente la costumbre de los jabalíes de retozar y embarrarse en las charcas, logró abrir otras vías desviando el curso habitual.

También es cierto que al agua discurría mucho más superficial, pero poco a poco ha ido excavando el cauce, horadándolo y profundizándolo. El trayecto ladera abajo es corto. En cuando el líquido elemento pierde velocidad en una zona más llana, comienza a filtrarse y desparecer. Un recorrido corto pero digno de una visita.

Otra vista de la oquedad donde surge constante el agua.

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